Escrito por: Allie Lehan
Durante un abrumador periódo de adaptación, responder a la presión del cambio climático y el aumento de las tensiones políticas puede parecer casi imposible para los estudiantes. Sin embargo, en un planeta que ya ha superado el límite de 1,5 grados Celsius establecido por el Acuerdo de París, es más importante que nunca que las generaciones jóvenes comprendan su influencia en el planeta y trabajen de manera proactiva para mitigarla.
Debajo hay un puñado de esfuerzos accesibles y amigables con el planeta que los estudiantes pueden explorar para hacer el próximo semestre el comienzo de su contribución a un futuro más sostenible.
Comprando de segunda mano
Este es uno obvio, pero es infinitamente importante sin embargo. Los límites de comprar de segunda mano prácticamente no existen, y los hallazgos siempre son superiores a cualquiera de los plásticos sobrevalorados que abarrotan los inventarios de grandes corporaciones como Walmart o Amazon.
Para los estudiantes con un presupuesto, los estantes de tiendas locales como Ram’s Rack Thrift Shop, Regear Outdoors, Hebron Colony Thrift Store y Goodwill están rebosante con artículos esenciales de la escuela de segunda mano que permiten a consumidores pisar ligeramente en la tierra. Facebook Marketplace y ventas de garaje locales también son fuentes confiables de encontrar muebles, vestimenta de trabajo y equipo de pasatiempos.
Cada oportunidad de comprar de segunda mano es una oportunidad de subvertir la presión constante de gastar grandes cantidades de dinero en la moda rápida y en tendencias de mala calidad. Comprar en tiendas de segunda mano mantiene recursos valiosos fuera de los vertederos y evita poner riqueza en los bolsillos de quienes buscan activamente destruir el planeta. Además, hace que los atuendos y la decoración de los dormitorios sean mucho más interesantes.
Utilizando recursos locales
Cuando se trata de necesidades que no pueden encontrarse en las tiendas de segunda mano, resulta más difícil abstenerse de apoyar a las grandes empresas antimedioambientales. Por suerte, App State y la región montañosa High Country que la rodea cuentan con abundantes recursos que hacen que el consumo sostenible sea más accesible.
Comprar comida de organizaciones locales sin fines de lucro como FARM Cafe y el Food Hub de Blue Ridge Women in Agriculture es una alternativa más ética que comprar en grandes corporaciones. Los alimentos vendidos en estos lugares no solo tienen más probabilidades de ser más saludables, sino que también apoyan a los agricultores locales y disminuyen la demanda de ingredientes intensivos en carbono y dependientes de mano de obra extranjera, como los que se encuentran típicamente en los supermercados.
Además de las organizaciones locales sin fines de lucro, la Oficina de Sostenibilidad de App State es un recurso cada vez más útil para los estudiantes que necesitan desde alimentos básicos hasta ropa. La oficina, ubicada en el sótano de East Hall, cuenta con una tienda gratis donde se anima a los estudiantes a dejar y “comprar” alimentos no vencidos y ropa en buen estado.
Continuar los ciclos de vida de los artículos que ya existen y apoyar a las organizaciones locales es una parte fundamental de lo que marca la diferencia entre un estilo de vida consciente del clima y uno que valora la conveniencia por encima de la sostenibilidad. Explorar estos recursos no solo reducirá la influencia personal en el medioambiente, sino que también brindará oportunidades para crear nuevas experiencias y conectar con las comunidades de App State y Boone — un aspecto vital e incalculable de la vida estudiantil.
Voluntariado
Hablando del desarrollo comunitario, nada grita “ambientalista” tanto como un voluntario. No debe ignorarse el estrés que una agenda académica completa impone sobre el tiempo y la energía. Sin embargo, para los estudiantes que se preocupan por la tierra y tienen tiempo para dar, ayudar en una organización local sin fines de lucro es una de las mejores cosas que pueden hacer.
Ya sea a través de una limpieza del río después del huracán Helene con MountainTrue o tomando un turno en FARM Cafe, retribuir es una elección que alimenta una tendencia continua de esperanza. Es un fuerte indicador de que la sociedad no depende de la avaricia capitalista de los gobiernos y los multimillonarios, sino más bien de la bondad y la colaboración de las personas reales. Este entendimiento es un pilar estructural en la creación de un futuro sostenible, y las generaciones jóvenes son una parte esencial de ese logro.
Participación política
Los cambios de estilo de vida suelen ser un argumento más digerible para promover cuando se anima a los jóvenes a adoptar prácticas sostenibles, pero en un clima político cada vez más volátil, donde los residentes de Estados Unidos son enfrentados con sus propios vecinos en cada oportunidad, la participación política debe ocupar un lugar prioritario.
La actual administración presidencial de Estados Unidos ha dejado en claro que su misión general es solidificar un imperio indomable de riqueza y poder, aplastando la democracia y devastando los menguantes recursos naturales del planeta.
El presidente Donald Trump no ha perdido tiempo en despojar sin pudor a las especies en peligro de las protecciones federales, exponer tierras públicas previamente protegidas a invasivos esfuerzos de extracción de recursos e intentar reavivar la industria del carbón, entre muchas otras amenazas. Su “One, Big, Beautiful Bill” por sí sola allanó el camino para enormes subsidios a las industrias del petróleo y el gas, así como el cierre masivo de iniciativas de energía limpia tras su aprobación a principios de julio.
Este despreciable abuso de poder en nombre de la codicia es inexcusable y una amenaza directa a la propia existencia del planeta.
La manera más definitiva en que un estudiante puede perseguir una existencia sostenible es alzar la voz y luchar contra las injusticias desenfrenadas presentes en todas partes a su alrededor. No hay posibilidad de un futuro sostenible cuando un puñado de hombres egoístas creen que la maravilla viva, palpitante e inalienable de la Tierra y sus habitantes les pertenece.
A menudo, la sostenibilidad se reduce al esfuerzo. No se necesita dinero para aprender sobre el papel que los individuos desempeñan en el bienestar ambiental, político, económico y social del planeta. Tampoco cuesta mucho actuar en consecuencia. Desde llamar a representantes y firmar peticiones hasta protestar pacíficamente y más allá, cada mirada dirigida a los problemas que enfrenta el planeta y su población de seres vivos es una nueva oportunidad para crear algo mejor.
Cada nueva oportunidad para crear algo mejor es prueba de que el mundo vale la pena ser salvado.