Escrito por: Beatrix Johnson
El 27 de septiembre, el huracán Helene azotó el oeste de Carolina del Norte, provocando tres días de intensas lluvias que cambiaron permanentemente la infraestructura y la geografía de la zona. Según el North Carolina State Climate Office el condado de Watauga recibió 16,67 pulgadas de lluvia entre el 25 y el 27 de septiembre, 11 pulgadas más de lo que el condado normalmente recibe en todo septiembre.
Esta inundación histórica modificó la geografía de los cauces en Boone, muchos de los cuales aún se están recuperando casi un año después. Lugares a lo largo del río Watauga, como el acceso fluvial de Guy Ford y Laurel Creek Falls —conocido popularmente por los habitantes como Trash Can Falls— han sido alterados de forma permanente debido a la tormenta.
Andy Hill es el director regional de High Country y Riverkeeper del río Watauga para la organización MountainTrue. Como riverkeeper, supervisa la cuenca hidrográfica, lo que incluye desde recopilar datos sobre la calidad del agua hasta educar a la población sobre los ríos.
“Los mayores impactos de la tormenta han sido daños a la infraestructura, como el deterioro de fosas sépticas y plantas de tratamiento de aguas residuales, lo que está provocando efectos continuos en la calidad del agua”, escribió Hill en un correo electrónico. “Todavía hay una cantidad significativa de escombros y basura relacionados con la tormenta en nuestros cauces y orillas”.
Después de Helene, Hill ha elaborado informes sobre la calidad de los sistemas de agua en Boone, incluyendo el río South Fork New y el río Watauga. Estas pruebas incluyen datos sobre los niveles de contaminación por sedimentación para evaluar la seguridad del agua. Cada semana, Hill actualiza esta información en Swim Guide, disponible en el sitio web de MountainTrue y en la cuenta de Instagram del riverkeeper.
“Hay numerosos sistemas que están descargando aguas residuales mal tratadas o sin tratar en nuestros ríos”, escribió Hill. “Por eso Swim Guide es un programa tan importante”.
El South Fork New River es uno de los ríos principales de Boone. Rodea toda la ciudad, desde los campos de fútbol Ted Mackorell hasta el Boone Greenway.
Seis meses después de la tormenta, Luke Barber, estudiante de posgrado con doble especialización en ciencia política y análisis de datos, paseaba por el Greenway cuando algo le llamó la atención. Al mirar hacia abajo, vio que la basura cubría el río, acumulándose a lo largo de las orillas y en el agua. En respuesta, él y algunos compañeros crearon Clean Waterways of the High Country como parte de la clase Advanced Environmental Politics, enseñada por la profesora Tatyana Ruseva.
“Había muchos lugares en la zona que realmente necesitaban voluntarios y manos extra para limpiar y restaurar los ríos a como estaban antes de la tormenta”, dijo Barber. “Sé que mucha gente aquí siente un gran orgullo por el entorno natural, y por eso, obviamente, muchos vienen a estudiar aquí”.
Durante el verano y el otoño, turistas de todas partes viajan para ver la belleza natural de la región en su máximo esplendor.
“Creo que es muy importante y nuestra responsabilidad como personas cuidar nuestras áreas naturales”, dijo Barber. “Con el huracán Helene, en particular, la cantidad de devastación que causó y la cantidad de escombros y contaminación que dejó en áreas que antes estaban bien cuidadas fue muy desalentadora”.
New River Conservancy es una organización sin fines de lucro con una visión similar. Andrew Downs, su director ejecutivo y exalumno de App State, dijo que al principio dudó en comenzar la limpieza de los ríos debido al desplazamiento que sufría la comunidad tras el impacto de la tormenta. Sin embargo, muchas personas querían actuar de inmediato.
“Aprendimos muy rápido que la gente veía el río como un miembro más de su comunidad”, dijo Downs.
Así que, después de un mes, decidieron iniciar las limpiezas.
“Ya hemos realizado tantas limpiezas en 2025 como en todo 2024, y apenas vamos por la mitad del año”, dijo Downs.
A pesar de la devastación causada por Helene, los sistemas fluviales han logrado recuperarse con éxito desde la tormenta.
“Lo que hemos visto es que el río, al estar en zonas tan rurales, salvajes y poco desarrolladas, se recuperó muy rápido”, comentó Downs.
En MountainTrue, Jon Stamper dirige la coordinación de limpiezas de ríos. Con la ayuda del personal a tiempo completo y voluntarios comprometidos, Downs dijo que la organización ha recogido alrededor de 2,8 millones de libras de basura de los cauces.
“Más de 500.000 libras han sido recogidas a mano”, dijo Stamper.
Durante los últimos diez meses de limpieza, hubo algunos objetos que decidieron conservar. Aunque la mayoría de la basura se retira del agua y se desecha, objetos como álbumes de fotos se guardan. Mandy Wallace, miembro del personal, se encarga de localizar a los dueños de esos objetos.
“Encontramos tantas cosas”, dijo Stamper. “Son las vidas de las personas. Nadie quiso que esa basura terminará en el río; se la llevó la tormenta”.
El huracán Helene es un ejemplo de los efectos que el cambio climático ha tenido y seguirá teniendo en el mundo moderno. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), las lluvias de la tormenta aumentaron debido al cambio climático.
“El cambio climático y el desarrollo están afectando rápidamente a los ríos Watauga y New”, escribió Hill. “Acciones reflexivas e intencionales tomadas ahora nos ayudarán a construir resiliencia para la próxima tormenta”.
La recuperación de una tormenta tan grande como Helene será un camino largo. Como comunidad, hay pasos que pueden tomarse para facilitar el proceso.
“Los ríos son resilientes”, escribió Hill. “Esperamos que se recuperen si hacemos nuestra parte para monitorear la calidad del agua, reducir las descargas y la erosión dañina, y plantar especies nativas a lo largo de las orillas”.